Justo la herejía siguiente a la anterior

Pretender saber qué se quiere decir resulta a veces tan quimérico como pretender decir algo con sentido.

Nunca supe qué decir.

No parece mala frase para un epitafio ¿verdad?

Guión_Bajo 1978-2189
Nunca supo qué decir


Al margen de sus usos como slogan post-mortem, la frase tiene la ventaja de ser cierta al cien por cien por cien. Me siento con una cerveza un cigarrillo alguna labor doméstica
a medio hacer
Y le doy vueltas a viejas conversaciones
una y otra vez
Me cambio retrospectivamente el guión. Pero no sirve de nada.

Escribo una y otra vez las frases, las que mejor me suenan.
una y otra vez
y no sirve de nada. No hay nada. Busco el giro del giro del giro de la métafora que nadie más entiende.
Que solo yo he leído.
Me sucede que leo libros de otros, y luego sus entrevistas-sus sinopsis.
Y no se parecen en nada al libro que he leído.
Busco un ritmo secreto en las palabras
un juego un asidero
para luego escupir algo que me quema los dedos
que desde luego no sirve. No habla más que del desgobierno que gobierna mi cabeza.
Como si mi yo fuera un consejo de ministros.
O una broma otoñal mal terminada.
Como si mi yo, frustrado, se fustigara. Una y otra vez. Una y otra vez.
Escupiros cuatro diez cuatrocientas mil
palabras
Que merecieran el esfuerzo de leerse.

Objetivos humildes, los míos. Querer tocar el sol, alzando los brazos en una terraza de verano.
Una mañana adormilada.
Quisiera que todo lo que invento se alzara del suelo. Como un juguete de aire.
Quisiera que todo lo que me hace eco en la cabeza resonara en vuestros cráneos: una especie de bomba trampa.
Quisiera que...

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