262

Capítulo 262

Clong Tlingg bom brom bom
Klin yiiiiiinnnnggnnnngngnyilñlk
Pliiiunnnninnniiicliclciclic
Zhompzhomp zompzomp
Tak tak tak tak !!!!!!!

Charlie Mingus (New Tijuana moods)

La vida capicúa: gira y gira y, a veces, da igual por dónde la mires.

Atrapado entre entrañas de pez. Con todas esas vísceras a punto de taponarte la nariz y la garganta y asfixiarte en una especie de danza agarrada (¿pero agarrada dónde?) y la pasión que más se dilata en tiempo es aquella más inútil, más fría e inalcanzable y desde luego distante de la vida práctica, que se devela imposible a ratos, y otras veces ridícula.

La vida a ratas. Chillante y estruendosa y que camina por las alcantarillas o que trepa por paredes de mármol o cerámica o imitación de mármol para ver, entre aguas estancadas, la luz del sol sólo una vez o sólo un instante o sólo un vislumbre que desde luego no merece la pena ni el esfuerzo realizado.
Es como magia vulgar, supongo. Una magia de vodevil o circo que ha vendido a sus leones y se ha comido a su hipopótamo, y en el que sólo queda fracaso.

Tanta melancolía resulta ridícula.

La vida empieza a capicuar en algún momento de la mañana en el que no distingues pasado de futuro. Y debes reírte a gritos, hablar o bailar o cantar o susurrar al oído de las farolas. Debes hacerlo si quieres mantenerte cuerdo.

Tanta gilipollez resulta ridícula.

Esbirros del rock and roll: ¡Bien-ve-ni-dos!

Acordes viejos.

Un día me levanté de la cama tan rápido que conseguí dejarme dormido en ella mientras me duchaba y encendía un cigarrillo y encendía el ordenador y escribía alguno de los números de este cuaderno (Este cuaderno de ¿bitácora? es en realidad un documento de Office Word 2003: pero los nombres son costumbres hasta que se convierten en metáforas de barcos de vela que se mueven a la desesperada y con la fruta podrida hace mucho y (mucho más grave aún) el ron a punto de agotarse y la tripulación, nervuda, torva, afilando sus cuchillos y mirando al capitán con esos ojos hundidos y esa barba a manchurrones y el ánimo homicida que cabría esperar de la metáfora y de la descripción.)
Un día me levantaré de la cama tan rápido que conseguiré dejarme en ella un par de días. Adelantaré mi sombra para que se encargue de soñar un rato de vida y mientras soñaré algo bonito y desesperado como Nueva York.

No hay ninguna razón para terminar aquí este número.

Aquí se termina.

1 comentario:

ir-n dijo...

De repente, he llegado al mismo punto; ese en el que me dejaría durmiendo, adelantaría a mi sombra y -lo que sea que quede de mi- que realice la ardua labor de la vida porque, hermanito, qué quieres que te diga, me cuesta un riñón caminar sin cagarme en Dios y, es que... la verdad todo pierde sentido.

¿Te reconoces ahora en el espejo? ¿en tus palabras? ¿en tus costumbres? yo soy algo más parecido a una alimaña que a una mujer... intento destruirme a la vez que me digo que debo cuidarme...

Pocos de los fuertes quedan cerca. Pocos de los ciertos en los alrededores.

Estoy a un paso de huir y no volver jamás al mundo de los cuerdos.

Besos y una buena botella a la que agarrarse. Ese es el plan, un día más.
Muas