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La poesía es un arma cargada[…]
Gabriel Celaya

Incipit en la mañana como en una especie de salto salvaje. Desde la cama al fondo del asunto y a la vida con tres horas de retraso y al trabajo que una vez más y puede que termine ahí mismo.

Ya está: Lo he conseguido: Ya soy uno de ellos: De los desesperados: De los atacados por una especie de virus que se oye o siente en el aire y que agarra por la nuca y por el alma y arroja para atrás: Sin fuerzas: Sin ánimo y con una envejecida o envilecida esencia como poso de vino viejo e inútil en un vaso casi terminado hace seis días y abandonado al sol: Y no hay nada más que beber.
Hasta caminas diferente, piensas. Hasta tus pies se han dado cuenta de quién eres. De que no tienes fuerzas para levantarlos. Arrastrándote como entre babas pegajosas de tus vecinos. Siguiendo un camino prefijado y que no es el tuyo. Un camino que no sabes por qué eliges pero que va por ahí.

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